domingo, 6 de septiembre de 2009

Literatura y Periodismo


Parece haber cierta naturalidad en la relación entre periodismo y literatura en la modernidad, pero es bastante más compleja de lo que sospechamos.
En nuestros días cuando escuchamos la palabra “literatura” estamos bajo el influjo de varios conceptos, que cooperan en nuestra comprensión del término, que nunca observamos o cuestionamos con algún detenimiento.
Si de género se trata…
A partir del Romanticismo, cambia el concepto de literatura. La práctica literaria en la modernidad, se autonomiza: la función de la literatura es una función específicamente literaria; solo importa que sea literatura. Para condenar o exaltar un texto literario, como tal solo vale presentar argumentaciones específicamente literarias.
En la modernidad las distintas prácticas sociales se vuelven autónomas. La educación, la justicia, la cultura, etc., son prácticas que deben autofundamentarse. Los criterios para validar las prácticas de cada esfera son específicos de esta.
Entonces la educación, la justicia y cultura se ubican cada una en sus propias esferas de acción. Pero comparten, todas las prácticas sociales, el uso de la palabra.
Al pertenecer a la misma esfera habrá un vocabulario en común. Esos miles de enunciados compartibles entre si, forman un genero discursivo. Así, habrá tantos géneros discursivos como practicas sociales.
Aplicado esto al campo de la literatura, entonces habrá una esfera literaria, que produce uno o varios géneros, todos ellos más o menos autónomos. Cada género tiene sus propias leyes. Por eso la literatura le permite a sus textos un uso muy libre de la imaginación.
Y el periodismo genera enunciados tales como: entrevistas, crónicas, etc.; su esfera de acción reside en los medios masivos.
Entonces, ¿Por qué un escritor produce enunciados que no se corresponden con los géneros de su praxis?
En la modernidad cada uno vive de su profesión y el escritor pasara, tristemente a ser un opaco profesional. El escritor que pretende vivir de sus letras deberá esforzarse por ejemplo haciendo periodismo. Se trata de una función cultural clave de la modernidad: la toma de la palabra intelectual como modo de intervención cívica.
En lo formal no hay rasgos distintivos que sirvan para diferenciar un artículo periodístico “estándar” de otro escrito por un avezado hombre de letras.
Si de periodistas de trata…
El lado del periodismo ¿de que habla el? Generalmente de todo, precisamente de la actualidad.
La modernidad nos exige estar informados de lo nuevo. Lo actual presenta características propias que atañen a nuestra experiencia poco comparable a otras pasadas. En este culto el periodismo halla una de sus razones de ser.
Una de las funciones que permite establecer características distintivas en los múltiples géneros periodísticos es la de informar, lo que ocurre todos los días, en nuestra civilización y adquiere cada día ribetes y matices nuevos. Los géneros periodísticos son más o menos informativos y narrativos. Solo que narra lo que sucede realmente en nuestra sociedad.
De aquí la necesidad de establecer algunas semejanzas y diferencias. Algunos escritores toman referentes de lo que ya los periodistas han dado cuenta. La función de su colaboración suele ser argumentativa o narrativa.
Los escritores no ven tan urgido como el periodista, que tubo que redactar la noticia de lo que ocurrió hoy, este ya escribió “lo que había que escribir”. Y el escritor contara otras cosas desde otro ángulo, tampoco puede salirse del todo de una de las condiciones más resistentes de la escritura periodística en la modernidad.
El periodista hace con sus escritos algo un tanto más complicado que contar la realidad con la verdad. Propone que el periodismo vuelva a darle al lector lo que la literatura ya no parece poder otorgarle. El periodista podrá escribir sus notas tomando todas las libertades formales que la literatura le ha enseñado. No ven porque haya que establecer ninguna rígida oposición entre “contar la verdad” y emplear una escritura aventurera, libre y creadora.
El periodismo toma cosas de la literatura que luego ella tomara a su vez del periodismo, felizmente obcecados ambos en derribar paredes que limitaban sus respectivos territorios.
Cada vez más lejos de la torre de marfil
¿Por qué los escritores intervienen cada tanto para opinar? Es que la democracia es por excelencia el sistema político de la modernidad y genera una clase que es específica de ella: la de los intelectuales; quienes están autorizados por la opinión pública para que sus opiniones pesen en los conflictos más enredados y los debates más suculentos. No hay democracia sin conflictos ni debates. El intelectual es quien cumple su deber haciendo sonar su palabra.
En la actualidad el intelectual disputa su territorio con otras figuras autorizadas por los medios masivos a participar en el debate.
Parece que si hay periodismo al que los escritores decididamente concurren es porque la democracia no deja de incitar esos pronunciamientos: falencias e imperfecciones demuestran que nunca queda todo dicho. Y así se van formando discursos que no son meras palabras sino intervenciones de los ciudadanos buscando entender y defender su lugar en el mundo que les ha tocado vivir.

Aprender con la radio.



  • Característica de la radio como recurso.
    1. Un recurso que sorprende, informa y acompaña.
    Cada uno tiene una relación personal con la radio, hay radio para todos los gustos, necesidades, edades y momentos del día.
    Hoy en día, la relación de las personas con la radio es diferente, por los avances del la tecnología en cuanto a comunicación. Pero aun con los cambios, la radio es un medio muy importante que a medida que se desarrolla, nos propone un modo de participación más activo. Escuchar la radio no es una actividad pasiva: implica participar de la comunidad a la que se pertenece.

    2. Un medio al alcance de todos.
    Si echamos una mirada a nuestro alrededor veremos que, prácticamente todo los hogares tienen una radio. Ya que la radio constituye un medio barato, cómodo y fácil de operar.
    La radio no exige mucho de su público. Escuchar radio, es actividad que es puede alternar con otras. Se trata de un medio que a veces se escucha con atención y otras de fondo.
    Esta características hacen de radio un medio de comunicación “súper” masivo, que alcanza a miles y miles de personas al mismo tiempo.

    3. Lo primero es el oyente.
    Cada programa tiene características propias que apuntan a una franja de público. Esta franja puede estar determinada por el gusto o por las necesidades, edades y hasta por la profesión de los oyentes. El sector de audiencia a que esta dirigido un programa de radio recibe el nombre de target, quiere decir objetivo.
    En el momento de pensar en un programa de radio; definir el target es el primer paso, ya que la elección de los contenidos, tienen que ser coherentes con el público que va a escuchar. Además, si el programa logra captar las necesidades de una franja determinada de audiencia, atraerá cada vez más oyentes afines.
    Pensar en un programa de radio implica pensar en un oyente concreto, no en una idea subjetiva de cómo nos gustaría que fueran los radioescuchas. Hay que prestar atención a esto para verificar que la propuesta radial “sintonice” con las necesidades y expectativas del público real.

    El código radial y sus elementos.

    La radio implica comunicación. Sabemos que la comunicación sólo es posible cuando se comparte un código. Igual que cualquier conversación, comunicación siempre resulta más fluida y rica cuando uno esta familiarizado con “el modo de expresarse” del interlocutor. Esto también ocurre con la comunicación radial: tiene un lenguaje propio que vale la pena conocer para utilizar al máximo
    Cuando hablamos de lenguaje nos referimos entonces a un conjunto de reglas que sirven para generar mensajes.
    Los recursos expresivos de los que se vale la radio para generar mensajes tienen un carácter exclusivamente auditivo.
    Los elementos del lenguaje radial son:
    I. La voz: constituye el elemento por excelencia. Su misión es la de emitir mensajes concretos mediante palabras. Como el oyente sólo cuenta con su sentido del oído para percibir la intención o la emoción del mensaje oral trasmitido, es necesario que la voz que habla a través de la radio sea clara y expresiva.

    II. La música: A lo largo del programa, la música aparece cumpliendo diferentes funciones como el auxiliar de la voz. Al planear un programa de radio, es importante incorporar música que se coherente con la temática y que acompañe sin opacarlo.
    Puede tener diferentes funciones como: Cortina principal (marca el comienzo y final de un programa), cortina secundaria (fragmento que se usan a lo largo del programa), punte (se emplea como fondo de voz), separador (para abrir y cerrar bloques), ráfaga (sirve para llamar la atención del oyente), fanfarria (para anticipar escenas heroicas o situaciones festivas), contenido principal (los programas musicales transmiten canciones enteras), complemento ( en algunos programas que no son de música en ocasiones presentan canciones para ilustrar el tema).
    III. Efecto de sonido: a un infinito numero de acciones, corresponde un infinito número de ruidos. En la radio, estos ruidos se llaman efecto de sonido. Por medio de los sonidos podemos evocar acciones, situaciones, clima y atmósfera.
    Junto con las palabras los efectos de sonidos consiguen ilustrar y completar los mensajes para que los oyentes tengan una experiencia más integral de las situaciones presentadas.
    IV. El silencio: tal como en las conversaciones y en la música, las palabras y los sonidos adquieren significados en contraste de la ausencia total de ruidos. Saber dosificar los silencios resulta muy útil para equilibrar las palabras, la música y los otros elementos sonoros.
    El silencio ayuda a jerarquizar y destacar los sonidos que se emiten por la radio. El silencio, además de funcionar como un indicador de pausas o interrupciones, funciona como un recurso expresivo dentro del discurso.